Por Ricardo Echeverry - https://www.facebook.com/Astrobull
Fotografía porJuan Ramiro Munar - https://www.facebook.com/jUaNrAsOuNd
Mucho se viene hablando desde diferentes posturas sobre la inclusión de La Etnnia en el festival Rock al Parque, quien estará celebrando su vigésimo aniversario este año. Hemos visto voces criticando e incluso promoviendo la recolección de firmas para evitar que se presente esta legendaria agrupación de Hip hop en el festival. Así mismo hemos visto voces de apoyo que han criticado el radicalismo, señalando al rockero y al metalero de poco incluyente y de tener una mente cerrada. Entre polo y polo, también se han manifestado algunos en el medio, que sin ser radicales pero aún siendo metaleros no ven ninguna falla en que un artista de otro género se presente en el festival de Rock más importante al aire libre y gratuito del continente.
Esta situación vale la pena abordarla desde diferentes puntos de vista, uno puede ser la lectura que un asistente melómano rockero o metalero pueda dar, otra diferente la lectura que un músico pueda tener al saber que su banda no puede tocar en el festival que le corresponde debido a que su oportunidad fue concedida a un artista de otro género en pro de las banderas de la pluralidad y la inclusión.
Para el público bien está que haya variedad y la inclusión puede resultar en una oportunidad de conocer propuestas musicales diferentes, y quizás pueda incluso hasta relajar el oído con un sonido distinto que resalte entre un solo género, que por cierto es un género tan diverso como pocos, el rock nació de mezclar elementos del folk, blues, swing y jazz. Entonces su propia historia nace de la fusión pero su evolución lo ha convertido en una música con identidad propia.
Ahora como músico la lectura puede ser diferente, primero destacar que habría que conocer la historia del rock en nuestro país, sus luchas durante décadas para superar estigmas, y salir de la marginalidad a la que fue sometido por la sociedad, sobre todo la colombiana, tan conservadora y puritana, donde se le llamó siempre como una música satánica y de drogadictos para poco a poco ganarse el espacio que hoy en día es de admiración para muchos.
Rock al Parque como conquista de la escena rockera y metalera del país no nos puede hacer olvidar a los que ya pasamos los 30 y pico de años que antes de existir este festival teníamos -y muchos tenemos- que luchar por tocar en espacios limitados, para un creciente número de bandas y artistas. Fue a través de este ejemplo que otros géneros como la Salsa, el Jazz y el Hip Hop lucharon por espacios similares donde frente a su público expresaran su propia identidad.
Un músico puede sentir extraña la inclusión de La Etnnia en este festival de rock, y aunque pueda haber el que diga que no le importa, o le da lo mismo, o le parece bien, así mismo es innegable que el hecho de que una banda de otro género toque en Rock al Parque desplaza o concede esta oportunidad que un artista de rock o metal tendría, ese artista tampoco ve compensado su sacrificio con una oportunidad retributiva en un espacio como Hip Hop, Jazz o Salsa al parque.
Entonces cuando el público rockero o el músico rockero en general sale a manifestarse por no estar de acuerdo con la inclusión de artistas de otro género, se le acusa de radical, se le acusa de tener su mente cerrada, pero para ser justos tendríamos que hacer un balance de lo incluyente que ha sido el rock y lo incluyentes que han sido los demás géneros, músicos y públicos.
Pongamos algunos ejemplos, muchos conocemos la trayectoria y las bandas que han pasado por Rock al Parque, y sabemos que por esos escenarios han tocado desde música electrónica hasta Hip Hop e incluso Pop. Miremos la trayectoria de Salsa, Jazz o Hip Hop al parque y preguntémonos cuántos músicos de Rock o Metal han pasado por allí. Incluso artistas que fusionan con algunos de esos géneros jamás han sido invitados a participar.
Los que conocemos un poco la historia de las producciones musicales sabemos que el rockero ha incluido desde música popular boyacense, hasta música electrónica en su repertorio y han invitado artistas hip hop a participar en sus producciones, pero pensar que un artista de Jazz, de Salsa o de Hip Hop que haya llamado a rockeros o metaleros a participar de sus producciones… Les confieso que cuesta trabajo encontrar tan solo a uno.
Si de públicos hablamos, muchas veces se han pasado momentos de tensión por la presentación de un artista que no se puede asociar directamente con la cultura rock en escenarios como los de Rock al Parque, pero qué pasaría si en unas ferias de Cali, en un concierto de Maelo Ruiz, Grupo Niche y Guayacán, invitan por la tan llamada “pluralidad” y la defensa de la diversidad a un artista de Rock o Metal?, digamos a una banda como la mía llamada La TUMBAGA que mezcla algo de ritmos latinos en su música, o a una banda como Goretrade que hace un Grindcore muy rítmico y como lo llamamos algunos “bien rumbero”, cómo creen ustedes que sería recibido por ese público? No sé, lo dejo a la imaginación del lector. [Ver PAZ Y ROCK AL PARQUE 2014]
Mi punto es que si bien la pluralidad debe existir, y se debe tratar de ser incluyentes, es una obligación de las instituciones del Estado cumplir con la misión encomendada desde la constitución de defender las minorías, y proveerles un espacio en el cual puedan estas manifestar su propia identidad; también hay que reconocer la inclusión que ha manifestado el rockero y el metalero la cual es muy amplia y que al contrario de lo que muchas voces han hecho acusando de radicales a quienes defienden que el Rock al Parque sea de rockeros y metaleros y no se incluya a otros géneros. Son más radicales -y a las pruebas me remito- los demás géneros que aún teniendo sus espacios para expresar su identidad como minorías nunca han incluido a ningún otro género, pero levantan la voz para ser incluidos por el rock.
Por esto concluyo demostrando que los radicales no están en el rock, las pruebas nos enseñan que el esfuerzo por la pluralidad, la inclusión y el respeto a la diferencia debe empezar a hacerse desde otros géneros, ya que el ejemplo siempre lo ha dado el rockero y el metalero, quienes también como minoría tienen derecho a contar con un espacio propio, definido y que promocione la cultura y rescate los valores intrínsecos que lo que es ser un rockero colombiano, con su historia, sus luchas y sus propias conquistas.