La paz también se puede encontrar en la oscuridad
Por Felipe Sepúlveda - This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
En lo más apartado del globo terráqueo, donde las vacas son confidentes de seres humanos que poco interactúan entre sí por las distancias geográficas que los separan, donde el frio es el acompañante de largas jornadas de trabajo en el campo, donde los paisajes son blancos con pinceladas de verde y marrón… allá, en Islandia, también se produce excelente cine y buen metal.
El género metal es el protagonista de una interesante historia familiar y de la vida de una niña y posteriormente adolescente, que encarna a muchos de nosotros en el mundo. Un ser humano que a través del encuentro con la música, desencadena lo más profundo de su ser a través de la catarsis y de la extracción de miasmas para encontrar la paz.
Vivir un “lugar” en el mundo, en este mundo difícil hasta en sus más recónditas geografías, es la paradoja de esta mujer protagonista de METALHEAD. Película dirigida por Ragnar Bragason, director islandés y que en varias ocasiones ha participado con sus producciones cinematográficas en festivales de cine a nivel mundial. METALHEAD es su última película y tuvo gran acogida en el Festival de Cine de Toronto de 2013, por muchas razones, las cuales vale la pena disfrutar viendo de forma directa. [VER SILENCIO / INCENDIO]
Antes que todo, es interesante ver como Bragason enmarca esta historia en un lugar geográficamente natural, bello, tranquilo y con altos niveles de religiosidad cristiana católica, como parte de una metáfora y a la vez paradoja, en torno al género musical el cual es demasiado protagónico por su iconicidad oscura, revolucionaria y antireligiosa. No obstante la perspectiva de METALHEAD es puramente humana, sensible y cargada de amor, pese a quien le pese. Hera, la protagonista principal de la historia, sufre un momento duro en su niñez, el cual le lleva a tomar decisiones importantes, relevantes y desencadenantes de situaciones familiares críticas. La música su refugio, el frio su condición humana, el amor fraternal su motivo, su imagen mundana, el negro y blanco… su voz, la esperanza.
Alguien alguna vez dejó este mensaje para el mundo: “El único camino es reencontrar razones de esperanza en la desesperanza. Construir la esperanza…reconocer que hoy la lucha es más difícil.” (Freire, 2003, Pág. 63)