Por Luis Alberto Ramírez - Docente Universidad Distrital Francisco José de Caldas
“Yo soy la fama, soy tristeza y sonrisa pagada,
Que con dinero se puede obtener.
No tengo amigos, y si un amor fácil lo consigo
Así de fácil lo he de perder.
Mi madre me dijo: No creas ser un gran Tenorio.
Pararás en un sanatorio y allí la fama tú has de perder
Yo soy la fama, soy aquel que la gente reclama
Pero nadie puede comprender.”
Héctor Lavoe - Fama
En el 2002 tuve la oportunidad de participar en el festival Jazz al parque; en las jornadas eliminatorias previas al festival; el trio con el que me presentaba “Dig Jazz Trio”, comparte escenario con el Trio del maestro Joe Madrid; dentro del Jurado se encontraba el pianista Héctor Martignon. Luego de nuestra presentación sube al escenario Madrid, con una pequeña organeta Yamaha PSR no sé qué, y en medio de su locura Joe, invita a Martignon a un dueto en ese teclado; el resultado fue Genial, teniendo en cuenta las posibilidades del instrumento y el tamaño de las manos de Martignon, quien al bajar de la tarima solo dice: "Da tristeza ver a este genio y saber que fue maestro mío...". La condición de Madrid daba de que hablar, se decía que estaba “Malito”, se escuchaban en los pasillos interminables historias sobre sus excesos, y sobre la deficiencia pulmonar que padecía. También se habló de ayudarlo, y sabíamos que se le regalaría un piano en esa edición de Jazz al parque. Luego pude tocar con Madrid un par de veces más, y en una ocasión llegó en ropa interior solicitando mover el piano de lugar...
Para entonces me preguntaba ¿Cómo es que un músico como Joe Madrid, cuyos logros musicales lo colocaran como figura destacada en la historia del Jazz latino, y quien actuara con figuras como Dizzy Gillespie, Andy Harlow, Pete 'Conde' Rodriguez y Eddie Palmieri, entre otros; llegase a las condiciones en las que se encontraba en ese momento?.
Madrid muere el 25 de diciembre de 2005, víctima de un enfisema pulmonar, yo por mi parte continué mi carrera musical, olvidando la pregunta que me había hecho.
Los cuestionamientos sobre la situación de Madrid, vuelven a mi cabeza el mes de octubre de 2013, cuando en las redes sociales aparece un Video en el que se observa a un habitante de la calle, el cual interpreta el piano a través de los barrotes que separan a la facultad de artes de la Universidad Distrital (ASAB), de donde actualmente soy docente. La escena, algo surrealista, presenta de un lado a Edgar Espinoza quien otrora ejerciera como pianista, saxofonista y arreglista en diversas agrupaciones y orquestas de la escena salsera de Cali, y del otro lado, al interior del claustro universitario, se puede observar a algunos estudiantes de música quienes lo acompañan en los coros, y le permiten el acceso al instrumento.
Inmediatamente el video se vuelve Viral, y comienzan a generarse grupos y voces que pretender ayudar a este Músico caído en desgracia; yo vuelvo a preguntarme ¿Cómo es que músicos como Espinoza o Joe Madrid, llegan a situaciones semejantes?; y con el ánimo de responder a esta inquietud, la cual había dejado dormida por tanto tiempo, y evitando una mirada sentimentalista o lastimera de la situación, comencé a indagar de nuevo, busque información sobre Música, Drogas, Salsa, Jazz, Rock y desde luego sobre Joe Madrid.
Y fue precisamente allí, en la vida de él, en sus palabras, en donde comencé a entender esta problemática de manera más profunda y objetiva; hacia el año 1976, Madrid regresa a Colombia y se encontró con "Un país provinciano, con un ambiente musical limitado, y una visión elitista de la Artes"... y a partir de allí comprendí que lo que llevó a estos músicos a esas situaciones, más allá que sus excesos y descontroles, fue el actuar del limitado ambiente musical del país, a ellos y a muchos otros los ha matado la imposibilidad de hacer música en este país, de crear, de proponer, de acceder en igualdad de condiciones a los medios. Los mató la cantidad de caras bonitas sin talento ni estudio, que logran ser considerados artistas y músicos, los mató el olvido característico de nosotros los colombianos… desde esta perspectiva no solo Espinoza, si no, todos los músicos nacionales necesitamos ayuda.
Soy profesor universitario, tengo familia, dos hijas, pago arriendo, no soy lo suficientemente pobre para recibir ayuda, ni tan rico para no necesitarla pero me asombra y entristece la filantropía del músico promedio, que busca empresas loables para ayudar a alguien en particular, al interior de un medio, en una escena en la que todos necesitamos ayuda, he visto mensajes en los que se pregunta sobre el actuar de la Universidad para ayudar a este gran maestro caído en desgracia, aunque no tiene por qué hacerlo ya que no es su responsabilidad social, y seamos conscientes, tampoco puede hacerlo puesto que carece de medios. He visto que hasta le tienen listo el centro de rehabilitación. [VER BURNING CARAVAN: HIJOS DE DJANGO, EL ATARVÁN]
¿Nosotros que haremos? ¿cómo ayudaremos?, pues aún creo que el problema de fondo no son las drogas, o la indigencia, es el medio musical del país, así que si realmente quiere ayudarle pues transcribámosle, escribamos lo que tiene que enseñarnos y divulguémosle, generemos conocimiento mas no lástima de este suceso... y si realmente queremos aportar más, entonces ayudémosle al medio, ayudémonos todos, y logremos un ambiente en donde el ejercer como músico sea gratificante no solo a nivel emocional e intelectual, si no económico y de proyección profesional... de lo contrario la gran enseñanza de todo esto sería que es mejor generar lástima que conocimiento u Obra.
Pregunta: Si este personaje no fuese Indigente... ¿no lo percibiríamos como un Pianista Promedio?, ¿le ayudaríamos?...