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Edson Velandia, el músico que no empeña ni su criterio ni su identidad

Edson Velandia

Edson Velandia

Edson Velandia Corredor nació en Bucaramanga el 19 de noviembre de 1975 y es vecino del Municipio de Piedecuesta desde el año 1984. Actor y músico de los grupos Gestus y PFU en Collor, ha pertenecido a los grupos Santacruz, Poema del Desorden, Cabuya, Velandia y La Tigra, La Velandia Bin Ban, Velandia y su Orfestra; también fue el creador y director de Serenauta y La Bacinilla de Peltre, convirtiéndose en un músico y compositor indispensable a la hora de hablar de los nuevos sonidos colombianos. Es un placer para nosotros compartir esta entrevista con “El Ninja de Piedecuesta”, como muchos lo conocen.

Por Andrés Mesa – @BizarroMesa – http://bizarromesa.com/ Foto: @LeoDeLaParca

Edson Velandia, para empezar, ¿qué significado tiene para vos la guitarra?

La guitarra es un instrumento muy cotidiano que hace parte de los muebles de las casas, está muy cerca de la cultura nuestra. Tiene algo muy lindo y es que se toca pegada al pecho. Siempre la usé y ahora decidí hacer un disco sólo con la guitarra planteándome ese reto de lograrlo.

¿Porqué llamaste Rasqa a la Rasqa?

Rasqa significa Rascabuche o perezoso, así le llaman al payaso del circo que es muy vago, y yo utilicé el término pero con Q para darle una personalidad propia porque me identifico mucho con esos personajes marginales; porque siento que mis canciones hablan de lo marginal, de lo despreciable, de lo que mucha gente no desea para sí y lo que mucha gente niega de la misma identidad nuestra que no aceptamos. Además la palabra tiene que ver con el circo, ya que toda mi obra tiene que ver mucho con el teatro y el circo.

¿Cómo se llega a ser un cantautor en Colombia?

En el caso mío, si se refiere cómo hacer una carrera o un camino como cantautor, pues hermano yo no he conocido otro método que haciéndolo, buscando los espacios, tocando, aprovechando los medios que tenemos para movernos, y haciendo mucho ruido porque nadie lo hace por nosotros. Aquí no va a llegar un mecenas ni un manager ni una disquera a hacernos el trabajo, tenemos que hacerlo nosotros mismos, es un trabajo diario.

De toda esa trayectoria musical que vos tenés, ¿cuál es la etapa que más has disfrutado?

Todas las he disfrutado muchísimo, cada cosa trae lo suyo, pero pues puedo decirte que la época antes de grabar y componer el “Once Rasqas” fue una euforia creativa muy sabrosa.

¿Cuáles son las influencias de Edson Velandia en el teatro, el cine, la literatura y la música?

Mis influencias en el teatro es el Teatro La Candelaria. En el cine, el cine de Víctor Gaviria, de Tarkovski, Herzog, Chaplin, Bresson… En la literatura no tengo tanta influencia pero me leo lo que se me aparezca por ahí. Y en la música me gustan fenómenos como el de Bach, pero en general toda la música que escuchaban mis papas; música campesina, baladas, música de diciembre, esa música me toca.

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Hablando de tus padres, ¿Qué significado tiene tu padre en la música que Edson Velandia hace?

Mucho, porque el viejo es mi herencia, él es un empírico del verso, la copla, el humor y de la música también. Apasionado y obsesionado con la lectura y la escritura me comunicó todo eso desde niño. Él es mi polo a tierra y el que me conecta con todas las tradiciones que tenemos en Colombia.

Según tu experiencia, ¿cuáles son las mentiras que existen en la industria de la música?

Pues las mentiras que tiene la mayoría de la sociedad, que vales si tienes; en la medida que más tengas más vales, y pues en la música es lo mismo, vales según el montón de gente que te conozca, y si haces una música que es para un pequeño grupo se tiende a pensar que eso no es tan valioso. En general los mitos que hay en la música son los mismos que hay en la sociedad.

Y en ese caso crees vos que a la música actualmente le hace falta más humor y que conmueva…

Sí, y a la vida en general le hace falta humor y a todo lo que se haga: teatro, cine, música, hasta la política… No le escucho ni un chiste a ningún político. El humor es una cosa que hace falta, más en Colombia donde la situación social siempre nos ha enseñado a ser desconfiados.

Entonces, ¿Cómo no venderse en la música y que todo no sea un producto?

Yo no creo que uno tenga que hacer eso, uno tiene que venderse en el buen sentido. Tú eres tu arte, tú eres tu obra y tienes que lograr que eso te dé de comer, entonces tiene que venderse pero no en un sentido capitalista ni violento, simplemente en el sentido del trueque y canje. Tienes que cultivar un oficio y en ese sentido debes crear toda una estrategia, pero de eso a que tú empeñes tu criterio, empeñes tu identidad, empeñes tus principios y tus códigos, eso ya es una cosa que pertenece a la sociedad, gracias a toda la violencia y a todo lo que nos ha tocado vivir, se ha cultivado la creencia que no importa cómo pero tienes que lograr las cosas, y yo creo que sí importa el cómo y poner en cuestión cuáles son las cosas que hay que lograr, porque las cosas que hay que lograr no son pa’ fuera sino pa’ dentro y en la medida que logras crecer como persona todo tu trabajo colabora a que otros lo puedan encontrar.

Cambiando un poco de tema, ¿cómo se llega desde Cali a Piedecuesta?

Desde Cali agarras un avión hasta el Aeropuerto Palonegro en Bucaramanga y de ahí te vas 40 minutos en un bus hasta Piedecuesta, o si no te puedes ir por tierra por Medellín o por Bogotá, pero son casi 16 horas de trayecto.

¿Y qué significa ese Municipio para vos?

Pues ahí crecí desde los ocho años, es un pueblo donde tanto mis papás como mis hermanos y yo pudimos desarrollar nuestra vocación artística. Encontré en el colegio y en el pueblo un ambiente propicio para desarrollarme en el teatro, la danza, la literatura y en el cine. Era muy excitante la cosa, y yo lo necesitaba para poder encontrar mi vocación y mi talento, y poder encontrar una complicidad con un montón de gente. Ese sigue siendo mi laboratorio, por eso no me voy de ahí.

Hablando de ese pueblo, ¿Cómo unís lo popular, lo académico y lo contemporáneo en un mismo estilo musical?

Pues eso es como la mixtura de nuestra razas, somos varias razas diferentes mezcladas entre sí, entonces digamos que la parte académica es ese rezago europeo, la parte popular es esa cosa criolla y lo contemporáneo también es muy académico, y todas la herramientas son útiles y yo pienso que uno debe tratar de encontrar cuál es la identidad de uno, no inventarse una identidad, no crear un estilo, uno tiene que identificar cuál es la identidad de uno y si uno encuentra quién es, tiene que cultivar ahí.

¿Y vos ya sabes quién es Edson Velandia?

Yo sé que soy el niño que fui. Yo soy mi infancia. Yo soy lo que viví y crecí y ahí es donde yo siembro, es mi territorio o mi planeta, como El Principito, y alrededor de toda esa ingenuidad de la infancia es que uno puede descubrir cuáles son sus tendencias y sus gustos.

Muy bacano eso que decís, ojalá le llegue a muchos el mensaje… ¿Edson, qué pasó con Velandia y La Tigra?

Ahí está todavía, no nos hemos separado, sólo que no estamos haciendo mucho énfasis en los toques de la banda porque estamos en otros procesos, pero cuando hay la oportunidad y nos contratan, hacemos los conciertos, sino que cada uno tiene sus proyectos y nos colaboramos entre sí, entonces es la misma banda pero haciendo otras cosas.

¿Qué tenés planeado para este 2017?

Estamos grabando un disco infantil con mi esposa, estoy tocando en vivo en un montaje que hice de la película “Pariente”. Estamos celebrando los 11 años del disco “Once Rasqas”, entonces vamos a hacer un vinilo para celebrar y hacer conciertos con la banda, y preparándonos para el Festival La Tigra que se hace el año entrante.