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Todo el mundo puede cantar

Todo el mundo puede cantar

Por Mauricio Andrés Rodríguez – @MGuezz

Desde tiempos inmemoriales estamos cantando. Se dice que antes de hablar, los seres humanos cantamos. Las madres arrullaban a sus crías con melodías primitivas que emitan con sus gargantas. De esta forma de comunicación llamada motherese se dice que evolucionó el lenguaje. Yo me imagino esas madres primitivas que aún no disponían de nuestro lenguaje moderno. Me las imagino desesperadas por decirle a sus crías:

¡Bueno ya! ¿Con 37 años y todavía viviendo en mi casa? ¡Andá carajo y conseguí aunque sea una cueva en arriendo y te largás que ya estás muy viejo Carlos Roberto”. Pero cuando querían decirlo no podían, sólo salían sonidos inconexos que no significaban nada para nadie. Carlos Roberto por su parte la miraba desde su sillón de piedra y pensaba:

“Tan bella mi madre, siempre me canta canciones antes de dormir”.

Voy a repetirlo: TODO EL MUNDO PUEDE CANTAR. Ahora va en bold con itálicas: TODO EL MUNDO PUEDE CANTAR. Sí, todos. Está programado en nuestro organismo, si una persona puede hablar, puede cantar. La única cosa que les detiene para cantar es la frase “no, yo no puedo cantar” y sus famosas variaciones: “no, es que mi voz es horrible”, “tengo voz de tarro”, “lo mío no es el canto, es la batería”, “yo cantaba cuando era chiquito pero ya no sé”, “no se le enseñan palabras nuevas a loro viejo”, etc. Todo lo que se necesita para aprender a cantar es… Bueno… ¡pues cantar! Así de fácil, nada de fórmulas mágicas.

Ahora, yo no estoy diciendo que todo el mundo pueda ser Pavarotti. Seguro que algunas personas nacen con condiciones fisiológicas que les ayudan a tener mejores voces. Sin embargo, todo el mundo puede llegar al nivel de cantar una canción en términos aceptables para el resto de la sociedad. La historia de la música está llena de cantantes que sin ser Pavarotti han logrado ser grandes cantantes. Porque no vayan a decir que Ian Curtis de Joy Division era el Placido Domingo de Inglaterra, sin embargo, el periodista musical Jon Savage define a Ian Curtis como el mayor poeta musical de la ciudad de Manchester. Lo que hace al cantante no es su técnica, el cantante es cantante porque tiene algo que comunicar y lo canta con convicción.

Claro, usted dice eso porque usted canta bien, y yo en cambio no

Esa es realmente la frase más recurrente que oigo cuando le digo a la gente que todos pueden cantar. Siempre me llama la atención como la gente cuando no sabe de algo es cuando opina con mayor convicción sobre ese algo. Cuanto menos saben, más se creen que saben. Yo digo que todos pueden cantar porque precisamente yo sé cantar, eso es lo que me da el derecho de decirlo. Es como si Ud. va al médico y el man le dice: “Señor, Ud. tiene reflujo”, y Ud. le dice “No doctor, a mí no me da eso, yo me conozco a mí mismo y a mí no me da reflujo, lo que pasa es que me descuajé cuando niño y desde ese entonces vomito sangre cuando tomo whisky”. Mano… hágale caso al doctor, para eso estudió como 24 años en la Nacional, algo debe saber.

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La música es un lenguaje y se aprende al igual que cualquier otro lenguaje. Es que como si alguien dijera que no puede aprender francés porque físicamente tiene algo en la garganta que hace que le sea imposible hablar francés. Eso es estúpido, cualquier ser humano puede hablar cualquier idioma. Ningún bebé ha nacido en ninguna parte del mundo donde los doctores le hayan dicho a sus padres: “Lo siento mucho… Su bebé sólo puede hablar en portugués, me temo que van a tener que meterse en clases intensivas de portugués para comunicarse con él”.

Primero se gatea, luego se camina

El motherese o hablao’ de bebé es la forma como los adultos le hablan a los niños. ¿Si han visto que cuando uno le habla a un bebé uno naturalmente comienza a hablar como un idiota? Uno habla como más lento, exagera las palabras, gesticula cada sílaba haciendo una cara ridícula. Esto es algo que ha sido estudiado a profundidad y se ha establecido que esa es la forma natural como los adultos le enseñan a comunicarse a los bebés. Luego, los bebes comienzan a balbucear sonidos imitando a los adultos. Luego esos sonidos se van agrupando en sílabas pequeñas, y luego esas sílabas se vuelven palabras. Palabras que en principio no tienen mucho sentido, palabras desconectadas sin coherencia gramatical. “Bubu. Mami. Casa. Guau Guau”. Luego con el tiempo y bajo el ejemplo de los adultos el niño comienza a construir frases más coherentes como por ejemplo: “Papi, estrellé el carro, me tiré el semestre y dejé embarazada a mi novia”. Poco a poco se aprende el lenguaje.

Cantar es lo mismo. Primero se balbucea y nada tiene mucho sentido. Hay que aprender de los bebés, a ellos no les da pena balbucear. De hecho no les da pena nada. Hace unos días estábamos visitando a una amiga y su hija de 5 años jugaba tranquila en el jardín. De pronto nuestra amiga pega un grito y vemos a la niña feliz de la vida masticando un bollo de mierda de French Poodle. A los niños no les da pena ni la mierda, y así es que toca empezar a cantar.

Errar es aprender

El problema radica en tener paciencia. Nuestra sociedad nos ha acondicionado de tal forma que nadie puede cometer un error. Es como si se esperará que todo el mundo hiciera todo bien al primer intento. Cuando uno estaba en el colegio el terror era perder el año. En las reuniones familiares las tías decían “Ay pobrecita Martica, la niña se tiró sexto y ahora va a terminar en las drogas”. Hoy en día no entiendo todo ese misterio con perder el año… Yo nunca perdí un año de colegio y aun así terminé en las drogas, es más, me tiré como 10 años tocando Rock n Roll. Mi consuelo es que hay gente peor, hay gente que estudia Derecho o Publicidad.

Para cantar hay que permitirse errar, hay que buscar un espacio privado y darse el gusto de intentar e intentar. Las primeras veces siempre sale mal, suena horrible. Luego de 100 veces, de golpe algo suena bien, como cuando un bebé de golpe dice “Perro”. No tiene mucho significado pero es una palabra. Luego uno intenta volver a decir “Perro”, pero no puede. Toca intentar otras 100 veces hasta que vuelve ocurrir. Los músicos no somos ningunos superdotados, somos sólo gente terca que no se da por vencida cuando algo no sale. Seguimos intentando.

En la próxima edición de ArsFutura les presentaré una serie de ejercicios para aprender a cantar y no quedarnos como bebés balbuceantes. Mientras tanto no olviden que poco a poco hasta un loro viejo aprende palabras nuevas.

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