Por Sergio Santana Archbold
En los últimos años y en muchas ocasiones, productores y empresarios con la bendición de Jairo Varela, han organizado celebraciones a los 30 años del Grupo Niche, lo cual nos acerca al año 1981, como la fecha de la fundación del grupo, cuando publicaron el álbum: “Querer es poder” (Codiscos - 22200347), donde descollaron los éxitos “Buenaventura y Caney”, “Mi mamá me ha dicho”, “Digo yo” y “Consejo de madre”, en las voces de Álvaro del Castillo, Floriza La Coco Lozano y Tuto Jiménez. Con la ausencia de Varela, en triste noticia que no ha podido superarse en los últimos días, se ha vuelto a hablar de los primeros años del Grupo Niche.
Pero la realidad es otra, “Querer es poder”, no fue el primer álbum del grupo, y según se puede corroborar, el Grupo Niche había sido fundado tres años atrás en Bogotá, en un restaurante que tuvo Aristarco Perea, el popular Arista, en la calle 17 entre Cuarta y Quinta, con el pomposo nombre La Casa Folklórica del Chocó, y se consolidó en las oficinas de la disquera Daro International, ubicada en un local del piso 13 de un viejo edificio sobre la carrera séptima con calle 18. En entrevistas Varela, decía que el grupo se conformó el 20 de junio de 1981 para la primera gira a Estados Unidos, obligados por el éxito de “Buenaventura y Caney” y por las gestiones de un empresario amigo, y asumió esta fecha como de fundación de su grupo. Pero… ¿Por qué Varela no mencionaba la fecha ni la grabación “Al pasito” para Daro, como los comienzos de su grupo Niche?
Para 1978 la salsa en Bogotá vivía momentos de poca promoción y apoyo de las disqueras, existían pocos locales para una orquesta de salsa, no existía “la cultura de la orquesta en vivo” como asegura Julio Ramírez, a pesar de que en el ambiente ya existían grupos como Washington y sus Latinos, y los de Joe Madrid con Jairo Licazale, Willie Salcedo, Armando Manrique, Adolfo Barros, Son del Pueblo de César Mora y otros 2 o 3 mas. Jairo, un empleado del Tránsito Distrital del barrio 7 de agosto, con vena y piel de músico, flaco, desgarbado, fumador empedernido, tímido y que a todas partes donde sonara salsa iba con una dulzaina y una guitarra y un cuadernito anotando letras y proyectos, comenzó a vislumbrar el sueño de tener una orquesta propia con músicos chocoanos.
[VER CHEO FELICIANO Y ALEGRE ALL STARS]
Varela desde su natal Quibdó traía sus primeras composiciones guardadas en su cuadernito. Llegó a Bogotá en 1966, tenía 17 años y todo un bagaje cultural musical ancestral de esa olvidada región nacional. Decidido a ser músico profesional comenzó hacia mediados de los 70s grabando jingles con Hildebrando Ortiz, el productor de El Club del Clan, en su estudio de la calle 22 con carrera séptima. Dos de sus primeras composiciones “Difícil” y “Canto a María”, las entregó a Adolfo Barros que las incluyó en su producción discográfica de 1978, llamada: “Adolfo Barros y sus Espantos, Sin rival” (Philips - 6346113). En los créditos, en “Canto a María”, figura como coautor el inmenso José Barros, padre del trombonista.
En septiembre de 1979, para la grabación del álbum con Daro, publicado en 1980 con el título “Al Pasito” (Daro International DIS - 911215), Varela como líder y flautista, contó con músicos amigos llamados para la ocasión como el pianista Hernando Sepúlveda, el bajista Francisco Kiko Fortiche, el timbalero Wilson Coco Viveros, el percusionista Luisito Rodríguez, el trompetista invitado Adolfo Castro, el bugle de José A. Ferrer y el trombón de Alexis Lozano. Las vocalizaciones las realizaron Sali –el mismo Saulo Sánchez, para entonces un niño de 13 años–, Héctor Cuqui Viveros, hermano de Wilson, Jorge Bassan y el mismo Jairo Varela, conocido entre los suyos como Pitiye, en alusión a su flacura con cuerpo de pitillo. En otras palabras, la orquesta inició con músicos de ambas costas. Todas las composiciones fueron escritas por Jairo, así como los arreglos, en estos últimos contó con el apoyo de Alexis Lozano, en ese entonces estudiante de música en el conservatorio de la Universidad Nacional.
El álbum, y como lo sostuvo siempre Jairo, fue un ensayo, una prueba “a ver qué pasaba”. Un atrevimiento que fue todo un fracaso de ventas por la ausencia de una distribución y promoción adecuada. Daro era una disquera dedicada a la llamada música clásica e instrumental. Las gestiones y pasiones de su amigo Alfonso El Conejo Barrios, ante las directivas de Daro, y el apoyo de su director artístico Francisco Sierra, fueron definitivas, aunque solo les pagaron $120.000 por la grabación. A pesar de las buenas intenciones en los números, “Al pasito” y “Pinta pa’ que”, vocalizadas por Saulo (los únicos que sonaron por ahí), a los pocos meses Daro reintentó con el nuevo grupo, publicando “Primero y qué”, con la nueva voz de Álvaro del Castillo, y “Las flores también se mueren”, vocalizado por Sali y Pitiye, con la fortuna que este último alcanzó a sonar en la radio de Bogotá y Barranquilla.
Terminada la grabación, la agrupación se disolvió, sólo se quedaron con Jairo su amigo Alexis y Del Castillo. Es de destacar que antes de la grabación Jairo tuvo un grupo con otros músicos, entre ellos el saxofonista Julio Rebolledo, para cumplir una temporada en una discoteca de Juanchito, constituyéndose en el primer intento de tener orquesta. Ante el fracaso de las grabaciones con Daro, recibió una oferta de Codiscos, llegaron nuevos músicos, el sonido se alejó de aquel golpe con fiereza y bravío de la salsa neoyorquina que intentaban emular, se acercaron más al Pacífico en 2 o 3 LPs más; maduraron musicalmente, llegó el traslado primero a Puerto Tejada y luego a Cali con más proyección para la salsa, pero esa es otra historia…
Esta es la historia oficial… Pero entre los coleccionistas de Medellín hay otra historia con visos de mito y confusión. Aseguran, juran y rejuran, que en 1978 Sonolux publicó un primer sencillo del Grupo Niche con las composiciones de Jairo Varela: “Niche como yo” y “El descubrimiento”, arreglos de Wilson Viveros y el propio Varela. Dicen que del sencillo se publicaron pocos ejemplares para promoción en emisoras y como no pasó la prueba, no trascendió y se quedó en los anaqueles de olvido de la disquera, y en los archivos de las emisoras. No conocemos esta grabación, valga la reseña por si en alguna oportunidad podemos comprobar su existencia.