Music Machine Magazine: Impresiones irresponsables
Impresiones irresponsables sobre los 30 números de Music Machine Magazine
Qué otra cosa puede describir mejor el hacer una revista impresa de música a estas alturas de la vida que la irresponsabilidad.
Por Chucky García – @chuckygarcia
Son irresponsables quienes la hacen, la financian y la leen, porque quien se lanza al agua para nadar contra la corriente y finalmente sale a flote a la otra orilla en todo caso conserva un 99% de posibilidades de morir ahogado y poner a sus seres queridos y conocidos en la penosa labor de ir luego a buscar su cuerpo inflado y frío kilómetros abajo de su chapuzón.
La psicóloga Donna Dawson, una señora que yo sepa nadie conoce y cuyas impresiones me llegaron vía Google, dice que a los 30 uno ya ha tenido tiempo de sobra para librarse de la ingenuidad de la infancia, de las “maquinaciones alocadas de los años adolescentes”, pero sin haber perdido “la energía y el entusiasmo de la juventud”. Pensando en los 30 números que ha sacado Music Machine Magazine me dio por crear una relación no menos irresponsable entre su hazaña y lo que dice la señora Dawson, encontrando finalmente que algo hay de cierto en todo caso al establecer este parangón y que sin duda el equipo de colaboradores de la revista –como su Director mismo– ya han pasado por muchas y aunque no se las saben todas pues no adolecen de criterio y mucho menos de las ganas entusiastas que se necesitan para no dar a torcer el brazo con el que escriben, ilustran, diseñan y fotografían los contenidos del magazín.
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De lo anterior, como impulsado por un trampolín de balneario salté a un término que los argentinos han acuñado como el “viejazo”, y que no es otra cosa que una palabra usada allá para referirse al síndrome existencial que le da a uno justamente después de los 30 y al ver que el tiempo está pasando, que los 20 ya fueron, que uno no se ve ni se siente adulto y que dicha falta de aceptación de la edad comienza a llenarse con una nueva rebeldía frente a la realidad que nos rodea, de lo personal a lo local y global. Posiblemente con esta no surgen cambios sustanciales en la vida de uno, pero uno se convence de que a la incertidumbre no hay que temerle ni comerle tanto y que un segundo aire de desobediencia no está de más y no sobra en la ruta hacia los 40.
Ojalá a Music Machine Magazine le alcance este segundo aire para llegar hasta allá, a las 40 ediciones, de momento está partiendo la torta de celebración de las 30, que no son pocas en todo caso y que tan bien hablan de un impreso autogestionado y propositivo, en un medio o comunidad de músicos, periodistas, gestores y profesionales de muchas otras ramas en la que se lee poco, se apoya menos, se debate más y todos parecen más interesados en alzar su voz por encima de los otros y sin entender si lo que están diciendo es un aporte, una arenga o el sonido de la tapa de una olla cuando se cae al piso de la cocina.