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LA REAL ACADEMIA DEL SONIDO

La Real Academia Del Sonido es una banda de rock colombiana que hace fusión con el hardcore, el funk, el ska y el hip hop que tiene desde sus inicios un mensaje claro de apoyo a las organizaciones sociales y el movimiento estudiantil, además está en defensa de los derechos humanos, así como de la internet libre y democrática.

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Llevan trabajando 5 años en los que han podido hacer más de 200 conciertos en varias ciudades colombianas; han estado dos veces en Rock al Parque y en 2015 estuvieron de gira en Venezuela para cerrar uno de los días del festival Otro Beta. Se presentarán en el Festival Vive Latino en la ciudad de México.

¿Cómo nace la idea de apoyar desde la música urbana la problemática social colombiana?

La Real ha tocado varios temas de interés social porque consideramos que el verdadero arte debe ser reflejo de la época histórica a la que corresponde y debe ser una herramienta de cambio social y cultural, eso es lo que nos ha movido a hacer música política y revolucionaria.

El mundo va mal y no nos podemos hacer los de la vista gorda, ni hablar por encima, el deber de un artista es ayudar a moldear su realidad y con su obra generar cambios sustanciales en el tejido social, en otras palabras hay que hacer música que ayude a cambiar esta mierda que tenemos como mundo.

¿Cuál ha sido la respuesta del público con su propuesta?

El público ha sido fundamental, como el proyecto es auto gestionado y no ha tenido cubrimiento radial ni ha estado en medios masivos, la gente es la que ha regado la bola, ha acudido a nuestras redes, ha ido a los conciertos y está apoyando a la banda. Nos llena de orgullo tener un público de jóvenes inteligentes, organizados, interesados en ayudar a evaluar la realidad que se identifican no solo con la música de la banda sino con las ideas que transmitimos. La gente es quien lo ha hecho posible, a ellos se debe el proyecto.

¿Qué es el Vive Latino y cómo lograron estar en el cartel de este año?

El Vive Latino es un festival mexicano de música alternativa con gran relevancia en la escena internacional. Empezó en el 98 y han pasado muchas bandas legendarias de todo el mundo, se hace en el Foro Sol y este año tiene seis escenarios, nosotros vamos a la Carpa Intolerante que es el escenario donde se presentan grupos más underground y con sonidos y mensajes más disidentes.

Vamos porque estuvimos en el Bogotá Music Market y ahí hablamos con Salvador Toache que es uno de los programadores, el nos había visto en Rock al Parque, le gustó y nos invitaron a tocar.

Lo bueno, lo malo y lo feo de estar en ese festival

Lo bueno es la promoción de la banda en México y en Latinoamérica, compartir escenario con bandas que admiramos y que nos han influenciado a hacer música. Tocar en la Carpa Intolerante nos entusiasma mucho por el tipo de escenario que es y principalmente llevar el mensaje a escenarios cada vez más grandes y reconocidos, eso es lo que más nos interesa. Lo malo es que no nos pagan por el show, así que el reto económico ha sido mayor y hemos enfrentado situaciones más complicadas, cosa que también ha fortalecido el trabajo de la banda, así que no es tan malo. Y lo feo es que es muy costoso el ingreso y nos parece que mucha gente en México se queda por fuera del festival, así que no es para todo el público como se ha venido haciendo costumbre: festivales solo para los que tienen la posibilidad económica.

Hablando de responsabilidad social desde el arte, ¿qué opinan de los artistas colombianos con mucho reconocimiento que no se han manifestado a favor de las problemáticas sociales en Colombia?

Pues es un conjunto de varias cosas. A título personal me parece un irrespeto decirle artista -o que se autonominen así-, a personas que hacen música y que la realidad el mundo les importa un carajo, estamos muy confundidos con lo que es y para qué sirve el arte. Lo otro es qué entendemos por responsabilidad social, nos han ido tergiversando el término tanto que cuando una empresa que saquea una nación pone una fundación para evadir impuestos y regalar mercados decimos que es responsable social; la responsabilidad social tiene unos parámetros y para el arte también se aplican, aún más en un país como este que tiene tantas contradicciones sociales y económicas, sin hablar del conflicto armado.

Como dije, es un conjunto de cosas; está también la censura generalizada en la sociedad a hablar de política o a asumir posiciones en temas coyunturales, así los medios que tenemos evadan siempre el tema, es un tema que no vende, que no interesa y que aparentemente nada tiene que ver con el arte. Acá el arte se vende como entretenimiento o como escape, es supremamente superficial y recurre a discursos propios de la adolescencia, canciones de amor, de depresión, de desamor, etc.

En la música alternativa se ha venido intensificando esta característica así las bandas colombianas solo hablan de fiesta, o lo fiestero y guapachoso que es el colombiano, o de amor, que la chica se fue, lo solo que se está sin ella, o la poesía barata del enamoramiento tipo comedia romántica gringa, y no hay muchas diferencias en el contenido frente al vallenato o la música bailable.

La política también en este país ha sufrido del desprestigio de la politiquería, así la gente cree que no vale la pena prestarle atención, pone a todos los políticos en la esfera de los ladrones -con obvios motivos – y termina repitiendo el discurso mediático de turno referente al tema, no hay que ver sino las pasadas elecciones a alcalde en Bogotá o los ocho años de Uribe en el poder.

Otra situación y tal vez la más preocupante es la ignorancia política reinante en Colombia, la gente no sabe de política y es educada así para que no tenga herramientas de análisis profundo y critico con su realidad, en la esfera “artística” entonces no podemos esperar mucho, la gente que hace música acá por una parte sabe que la política no vende así que se autocensura y rápidamente saca del repertorio ese tipo de contenido y en otra parte lo menciona por encima porque tampoco tiene las herramientas y el conocimiento para hablar del tema con propiedad

Desde hace 15 años con el fenómeno del reality la música se ha vuelto más en un anhelo de fama instantánea que en una profesión que requiere compromiso y disciplina, así que se ven artistas armados para pegar a toda costa, cantando vallenatos en armonías de rock y con una chaqueta de cuero haciendo cara de rockstar en cualquier nota de portal web que diga “los mejores vestidos de tal concierto” , estamos llenos de eso. Los medios tienen mucho que ver en proliferar esa tendencia, la música como diversión, la música como moda, la música como escape, la música y el artista allá lejos en una esfera de reconocimiento mediático, como un animalito lindo en monociclo que hace maromas para divertir. Preferiblemente que sea negro, con flow, o poeta con corte hipster, a esos les va mejor.

Los “artistas” colombianos están más preocupados por las vistas de Youtube, por las nominaciones del Grammy Latino y por firmar con una disquera que por dar un mensaje. El gremio en general, periodistas, gestores, productores, agentes de prensa, compradores y productores tienen por encima de todo la meta de vender, de lograr visitas en sus sitios, de conseguir patrocinadores, de sacar ganancias, de lograr que los proyectos les den dinero y sean auto sostenibles y aunque esa es una meta común de todos los creadores de contenidos culturales no se puede pretender ocultar que el mundo va mal, tal vez para muchos de esos artistas el mundo va bien y sus preocupaciones diarias no están tocadas por la pobreza y la explotación, y ese conjunto de cosas que mencioné antes, les tienen sin cuidado; o tal vez tenemos una escena alternativa a la altura intelectual y económica de nuestro país.

Una escena pobre de ideas, rica sí en sonidos, pero tristemente pobre de ideas y de compromisos serios para tratar de hacer algo, que solo promueve el patriotismo barato y se pone la mascara de “la cara amable” para lograr salir adelante, un poco como elcolombiano promedio, explotado pero feliz, tenemos una escena bien neoliberal, lista a venderse, a copiar el modelo gringo o europeo de moda, lista a explotar el sonido colombiano para llamar la atención del comprador gringo pero ocultando siempre la realidad social para que le salga el concierto y la gira, y no incomodar a nadie.

El panorama es muy desesperanzador y del tema se puede hablar y discutir mucho pero bueno, nosotros con La Real hemos preferido hacer desde la autogestión y desde el compromiso político. Somos una muestra de que con otro discurso se logran hacer cosas grandes y que vale la pena hacer otro tipo de música y otro tipo de construcción de industria cultural en el país.

¿Piensan realizar algún concierto antes de viajar a México?

Vamos a estar el próximo viernes 15 de abril tocando un show largo, en BikeLab un sitio nuevo, una casa cultural ubicada en la Cr 20b #76 – 21. Estrenaremos parte del disco nuevo de la banda que se llama “Otro Mundo es posible” y esperamos que a la gente que le gusta la banda nos apoye llenando el lugar y que esa energía nos llene de valentía para afrontar el reto de la gira en México.

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