¿POR QUÉ ESO QUE USTED HACE NO ES ROCK?
En musicología y en los estudios artísticos existen personas que se han aventurado a tratar de definir lo que es el “género” en la música popular siendo esta una tarea relativamente fácil en la mayoría de los casos.
Por Felipe Szarruk – @felipeszarruk
El género en la música es plenamente identificable en casi todos los escenarios, basta con poner atención al ritmo o como le dicen coloquialmente al “acompañamiento”. Es así que tendríamos un Vals por ejemplo, muy fácil de identificar, tres cuartos, melodías melosas y elegantes en la orquestación todo y lo que acompaña un Vals incluyendo el baile en forma circular, un Bossa Nova, incluso una ranchera que vendría siendo una variación del mismo Vals… piense usted en el vallenato y eso es. Pero el rock es mucho más complicado de identificar porque el rock no tiene un esquema rítmico definido.
Voy a tomar como gran referencia para la escritura de este artículo, un escrito de Edgardo José Rodríguez titulado “La determinación del género en música popular”, quien a su vez se basa en dos académicos para formular el orden de la jerarquía en lo que pueden ser las distintas expresiones musicales. El artículo, publicado en la revista ARTE E INVESTIGACIÓN puede ser consultado en http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/39767 y es un gran aporte a este tema, recomiendo su lectura antes o después de este corto ensayo.
En Colombia como en muchos países se ha visto una tendencia desde principios de siglo a “tropicalizar” o darle una identidad propia a casi todas las expresiones culturales que se están produciendo, lamentablemente esto no obedece tanto a una búsqueda artística sino más bien a una búsqueda comercial de los medios de comunicación por proponer productos efectivos que generen audiencia y por lo tanto ganancias económicas.
El rock no tiene patrones rítmicos preestablecidos como si lo tiene el Vals u otros géneros de la música popular y por eso es tan fácil de de-construirlo y rearmarlo como cualquiera lo imagina, es por eso que el rock ha sufrido mutaciones a lo largo de la historia y ha dado a luz cientos de sub-géneros que hoy en día son aceptados universalmente como parte de lo que se puede seguir llamando “rock”. Esta tendencia de mestizaje en los productos artísticos es vieja y en el rock latinoamericano-si podemos llamarlo así- se comenzó a dar fuertemente en la década de los noventa en México después de la avanzada regia, periodo que nos dio las primera súper estrellas mexicanas del rock en español, y bandas como Molotov, Café Tacvba o Caifanes comenzaron a integrar elementos de su cultura a composiciones con alguna de las formas tradicionales del rock clásico. Canciones como Rarotonga, Afuera o Voto Latino son ejemplos de este movimiento que se extendió por todo el continente y dio bandas como Aterciopelados en Colombia o Los Fabulosos Cadillas en Argentina.
¿Pero existe algo que se pueda llamar Rock en Español? Hay movimientos mundiales que niegan la existencia de este, hay movimientos dentro del jazz que niegan que pueda existir algo llamado Latin Jazz y de hecho, Colombia comenzó una fuerte campaña que dio como resultado que la Unesco declarara el Vallenato como patrimonio universal de la humanidad como tradición oral para que no siguiera perdiendo su “esencia” a manos de la llamada “nueva ola”. Ojo, quiero recalcar que no es protegido como expresión musical.
Si lo pensamos diríamos que Soda Estéreo podría haber sido una banda de rock en español, mantenía sus sonidos intactos, usaban el elemento fundamental del rock que es el Riff de guitarras. ¿Qué es un Riff? Palabras más, palabras menos es una frase de acordes o melódica que se repite e identifica una canción, esto es una herramienta básica en el rock y podemos decir que es el riff el que le ha dado esa identidad mundial al género. El riff habla por sí mismo, el rock no necesita de las letras para dialogar con personas de todo el planeta. Esa guitarra que suena al inicio de Beat It de Michael Jackson, la que suena en You Shook Me All Nigth Long de AC/DC, incluso la famosa introducción de Sweet Child O´mine de Guns and Roses son sonidos que han marcado generaciones enteras durante décadas y que son tan famosas como el “Fígaro” en la Ópera.
¿Entonces basta con decir que se necesita un riff para que sea rock? Jamás… en el arte no se puede confundir una práctica artística con lo que es la artisticidad. Esta última podríamos definirla como algo personal, lo que usted percibe como su obra, en este mundo personal suyo no hay límites, usted puede agarrar una obra de Mozart y meterle un acordeón vallenato encima y colocarle el título de Vallenato clásico Post romántico y será válido, habrá gente que le aplaudirá y de seguro lo pueden colocar a cerrar Rock al Parque en Colombia que está demostrado es arena fértil para este tipo de mundos internos. O en esa misma artisticidad usted puede cantar las canciones de los Rolling Stones sobre una base de música carrangera y llamarse a usted mismo Los Rolling Ruanas y de seguro que será invitado a muchos medios de comunicación y será acogido en el corazón de muchas personas por rescatar nuestra identidad al mezclarla magistralmente con las letras de Mick Jagger quien ya comió oblea en Bogotá y eso lo hace aún más colombiano, de hecho podría usted atreverse a llamar esto “Carranga Rock” o como dice un amigo ”Rock de potrero”.
Pero en el arte esto es mucho más complicado, existen reglas para que algo sea considerado una obra de arte y esas reglas son impuestas por acuerdos comunes entre los artistas y el público. ¿Quién dice cuánto vale una pintura? Pues el mismo mercado, es decir el público, las galerías y las situaciones como las subastas le colocan el precio a las pinturas. El arte es validado por la academia o por el mercado, pero ojo, un mercado especializado, no un bazar.
Es acá en donde quiero retomar un concepto que se nombra al final del artículo que referí al principio en donde habla del oyente competente. Yo entiendo como el oyente competente a aquel que tiene competencias para escuchar y discernir que es lo que está escuchando. Como dice el artículo debemos comenzar a tener en cuenta las jerarquías en los modelos de la música popular que estamos creando, es decir, no es lo mismo una fusión como Roots Bloody Roots de Sepultura que acerca elementos de la batucada brasilera al Metal, que el Rock de mi tierra de Carlos Vives que lo que hace es añadir batería y guitarra eléctrica a un vallenato. Es decir la jerarquía del primero se mantiene en el rock y la del segundo en el vallenato. Esto es lo que no ha podido entender el común de la gente y esto es el gran error que nos venden en los medios y es muy importante que esto se entienda porque lo que está en riesgo acá es la misma existencia del rock como género y como espacio simbólico dentro de la cultura nacional. Son las jerarquías las que marcan si una pieza se puede catalogar dentro del rock o no y en realidad es muy fácil de identificar, si estas llevan la pieza por los senderos del rock puede considerarse parte del género, pero si por el contrario la jerarquía acerca mucho más a otro género como la Carrilera, el bullerenge, el tango, entonces la pieza no puede ser considerada dentro del rock sino dentro de las fusiones que permita ese otro género en el cual esa misma jerarquía está planteada, así es que funciona.
¿Qué el rock no importa porque no es nuestro? Falso, el rock es un lenguaje universal a diferencia del vallenato, la ranchera o la música norteña, el rock ha interactuado con el planeta entero desde su misma creación, es una expresión que está en todas partes y que ha sido la voz de millones de jóvenes y personas que están precisamente contra el “Establishment”. ¿Que el rock no nos representa? Más falso aún, el primer Grammy en la historia de Colombia fue para el Rock con Aterciopelados. Shakira y Juanes dos de los productos comerciales o mejor dicho los dos productos comerciales más grandes de la música popular colombiana comenzaron cantando Rock y se reconocen como tal en el mundo, los artistas que más nos han representado en el exterior lo han hecho con el rock por lo mismo que explicábamos, es universal. ¿Qué La Gota Fría sonó hasta en Israel? Cierto, pero la versión de Carlos Vives en Los Clásicos de La Provincia que guardando las jerarquías se acerca más al rock que al vallenato así como la versión de la pieza Altos del Rosario del mismo disco, las dos transitan senderos del rock más que del Vallenato.
Entonces, colocar letras en español a los modelos del rock clásico tal vez no pueda llamarse rock sino Rock en Español, es decir, no se puede decir que una banda como Barón Rojo o Ángeles del Infierno sean Metal por el mero hecho de cantar en el idioma y replicar o copiar los modelos del rock Ingles o Norteamericano, lo mismo con el Blues o el Reggae. Pero mucho menos entonces podemos decir que gritar “Guepaaaa” encima de un Riff de guitarra convierta una obra en “Rock Colombiano” o que meterle distorsión a “La Cucharita” la convierta en Guasca-Punk porque ya nos estamos saliendo de los límites de la preservación del patrimonio artístico.
El problema con eso es que como este es un país que le cree todo a lo que dice el gobierno o los medios, la gente piensa que Choc Quib Town, Systema Solar y Pasabordo son bandas de Rock y que Masacre, I.R.A y Koyi K Utho son expresiones de satánicos marihuaneros. Por eso piensan que está bien que Bomba Estéreo se presente en Rock al Parque pero no disimulan en decir que Iron Maiden es un culto satánico por los afiches que ven. Es un caso acá de destrucción de cientos de proyectos de rock que incluso han sido mancillados y acabados por la opinión personal de algunos soberbios directores y locutores de radio que de manera abusiva se han auto colocado títulos de curador y de sabio musical y se han atrevido a censurar e incluso a sugerir cambios en las bandas para que suenen más “comercial” según su gusto personal.
Lo mismo pasa en el estado, están repitiendo aquel modelo comunista (sí, en plena democracia occidental gringa) en la que existía un “arte oficial” y en este caso del rock ese arte oficial ha pasado a ser aquellos grupos que han mostrado que se puede ser simpatizantes de Izquierda y colombianos al mismo tiempo y que ustedes ven tocando en cada festival del agua, del pasto, de la tierra y como invitados distritales en todos los festivales que ellos organizan. Llegamos incluso al límite de que una banda de colombianos que vive en el exterior salió a tocar en el festival y su frase de bienvenida fue “!Que rico un bambuquito en Rock al Parque!”, frase que causa mucha confusión porque no estaban tocando ni rock, ni bambuco y no se sabe que cabida puede tener un bambuco en Rock al Parque, esa es la destrucción serial del género en el país. Por eso las bandas que siguen sonando como rock en Colombia son aquellas que se crearon en los años noventa como La Derecha, 1280 Almas o La Pestilencia porque era la década en que la gente reconocía el rock como tal y las que quedaron como el recuerdo de lo que fue el boom del rock en Colombia.
Como verán entonces, no es algo fácil de discernir o de llegar a acuerdos respecto al género ya que el rock abre espacios hacia cualquiera que pueda ser su fornicación con cualquiera de las expresiones musicales y sea lo que sea ese engendro que nazca de ahí puede ser nombrado de alguna manera, sin embargo si mantenemos en la mira las jerarquías del riff y de los sonidos que deben prevalecer es muy fácil identificar que es rock y que no lo es, o más importante aún: que es Pop y que es Rock, porque el concepto de Pop en Latinoamérica también está destruido, Pop acá es populacho, feo, común, muy diferente al concepto de Pop que tienen en otras latitudes.
Llegando a algunas conclusiones, podemos declarar entonces que sí existe en nuestro espacio geográfico algo conocido como rock colombiano o rock en español y que puede circular por los lados de bandas como Vulgarxito, Tappan, Revolver Plateado, Diamante Eléctrico, Burana Polar entre cientos más, que han modelado sonidos bajo los preceptos de las jerarquías del rock y que también existe un hijo bastardo de esos sonidos que ha logrado colarse como rock dentro del imaginario colectivo y que es más digerible para el gusto de un país tropical delineado por los colores vivos de la bandera y la falsa percepción de una felicidad caribeña que necesita de tumbaos y acordeones para sentirse propio.
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