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Verdad, información y negocio

El desequilibrio entre el poder y la verdad es desproporcional en Colombia y pocos notan su relación. Quienes lo hacen en las esferas del poder comprenden que en la balanza pesa menos la verdad y aprueban los hechos de corrupción a su alrededor. Lo aceptan porque hay complicidad, hay responsabilidad –e interés–. Y bajo esa lucrativa dialéctica de complicidad con los medios de comunicación, el trato está hecho y la maquinaria funcionando en sincronía.

Por Miguel Corzo Fajardo

verdad

Se siente frustración verlo desde afuera. Entender que esa masa manoseada resiste la base del modelo y marca el centro de equilibrio pudiendo –hipotéticamente– hacer colapsar el sistema. Pero inerme sostiene el peso de la desigualdad sin forma alguna de defensa. De ese desequilibrio nace la corrupción derivada de la influencia del poder sobre los medios de comunicación masivos, especialmente los privados. Esto consiste en acomodar la información para favorecer o desfavorecer todo aquello considerado su propia verdad; algo subjetivo. La información es un negocio cuyas probabilidades de riesgo se reducen a lo mínimo desde la imposición precisa de un mensaje. Lo que se dice y cómo se dice es fundamental: para ellos debe ser carente de contexto, muy emotivo y superficial.

Así se moldea la masa en forma de pirámide. El producto mejor terminado del capitalismo en el que los más ricos están en la punta, en un espacio reducido, exclusivo; y en la base está la gran cantidad de personas con menos recursos soportando la carga del sistema.

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Muchos de ellos, como lo demuestran las preferencias electorales recientes, siguen como rebaño las santas doctrinas ultraderechistas como una verdad absoluta emanada de la divinidad de unos corruptos y sus iglesias cristianas. Se somete a la masa a una presunta verdad y al sentir miedo es manipulada, teme por su misma condición y mantiene en el poder a los corruptos a través de la democracia.

Es una payasada que los corruptos promuevan causas anticorrupción y en amparo de la democracia, si son ellos los primeros en pisotear y burlar la ley. Es algo falaz. El mercantilismo toca hasta la más mínima estructura en los medios de comunicación ejerciendo contrapeso en favor de las esferas del poder político y económico controlando la información. Es un negocio y la mejor estrategia para mantener el poder: su reinado de corrupción disfrazado de buenas costumbres, bondad y patriotismo.

¡No caiga en el juego!