Por Luis Ramírez – Bajista de Kraken / Docente Universidad Distrital y Pedagógica
Comencé a redactar este artículo bajo la errónea premisa de que mi posición como bajista de la agrupación colombiana de rock Kraken haría más sencilla una reflexión sobre el cumplimiento del trigésimo aniversario de vida artística de la banda, el cual se cumple en este año 2014.
El principal error al iniciar esta tarea consistió en intentar observar a Kraken en retrospectiva; creía que una trayectoria de 30 años de vida artística, en un medio musical que tiende a producir cada vez una mayor cantidad de productos desechables y artistas de corta duración, obedecería a una realidad lejana, un pasado extraño y absurdo en donde los artistas tenían algo que decir, los cantantes usaban palabras completas con más de una silaba, y los músicos se esmeraban en desarrollar un concepto musical propio, más que por componer un “Hit” mediático, obtener millones de “likes” en Facebook, lograr una buena crítica de la prensa especializada o ganar un premio Shock o Tv y novelas; así que, de manera ingenua y como lo ha hecho la gran mayoría, comencé a buscar en el pasado la idea central de mi artículo.
Sin embargo, sería el presente mismo de la banda el que me hiciera dirigir esta reflexión hacia otra dirección; el mirar al pasado me hacía sentir como aquellos que con desdén preguntan cosas como por qué no hemos vuelto a tocar, o por qué no hemos sacado nada nuevo, y se sorprenden cuando les decimos que el año pasado estrenamos sencillo y video, que este año fuimos invitados al festival Vive Latino en México, que estrenaremos próximamente DVD en vivo, o que viene una gira de 5 países para el segundo semestre del 2014; en fin, se sorprenden cuando ven que la banda ha seguido activa y vigente todo este tiempo, pero más que sorprenderse por estos logros, lo hacen cuando confrontan su idea de que en este medio es imposible sobrevivir con un proyecto musical o artístico por todo este tiempo.
[VER Entrevista con ELKIN RAMÍREZ, vocalista de Kraken]
La verdadera reflexión sobre estos 30 años de Kraken, sucede cuando al mismo tiempo en el que trataba infructuosamente de redactar este escrito, se me solicita la realización de algunos nuevos arreglos para formato de banda de rock, orquesta sinfónica y coro, ya que se realizaría nuevamente el montaje Kraken Filarmónico y sería vital mostrar la capacidad y el compromiso profesional de renovar la propuesta del concierto en relación a lo que la banda es actualmente.
Coincidencialmente comencé trabajando sobre dos temas, el primero “Muere Libre” y el segundo “La barca de los locos”, y reitero el carácter de coincidencia puesto que no había reparado en el hecho de que “Muere Libre” hace parte de las dos primeras composiciones de la agrupación, publicada el año 1986 en un sencillo de vinilo de 7” junto a el tema “Todo hombre es una Historia”; mientras que el segundo, “La barca de los locos” fue lanzado en video en el 2013, siendo a su vez, el más reciente tema presentado al público por la agrupación.
Tenía ante mis ojos el resultado artístico de dos instantes diferentes de la historia de la banda, uno como ejemplo de su origen y el otro como ejemplo de su realidad actual, ahora tenía una manera objetiva desde la cual reflexionar sobre lo que fue y es la agrupación, aunque al mismo tiempo tenía la responsabilidad de unirlos a un formato sinfónico, haciéndolos parte de un solo concepto, de una sola estética y ser interpretados en un mismo instante.
Justo en el ejercicio musical comprendí que a Kraken no puede entendérsele en retrospectiva, una mirada de este tipo es una mirada que reduce, que reduce a lo medible y probable, es precisamente la mirada que hace la crítica o la prensa cuando luego de escuchar una propuesta musical, se remite a aprobar su pertinencia o calidad en relación a los estándares que la industria del entretenimiento ha impuesto; limitándose a poner irresponsablemente una calificación o un número de estrellas sobre la obra de otro, y al mismo tiempo sobre la existencia misma del otro, de aquel que crea, porque un músico existe en su obra.
Una mirada en retrospectiva le restaría vigencia a una obra, al querer encontrar vestigios de ese extraño pasado en el que se generó el tema “Muere libre”, paradójicamente nos encontramos con que su letra bien puede haber sido escrita el día de hoy al tener total pertinencia con nuestra realidad; muchos proyectos musicales no han superado el tiempo porque, por temor, han sido “presa de otros sueños”, de los sueños de la fama, el dinero, o los sueños impuestos por la industria musical; algunos simplemente le temen al actuar, y desde la comodidad de la crítica, o desde la silla del espectador se han dedicado a juzgar; otros han renegado de su historia, historia generalmente narrada en español, pero que por principios de la lógica del mercado o para “pegar” internacionalmente, debe ser cantada en Inglés. [VER SUENA COLOMBIA SEPT 2014]
De igual manera en la “Barca de los locos” nos encontramos con una reivindicación de una postura de correr el riesgo al labrar el propio camino por encima del sometimiento de nuestros sueños, esta postura que bien pudo haber aparecido 30 años atrás, no es propia de quienes hemos atravesado el límite de la tercer década, en donde cada vez más, quizá de manera inconsciente, sometemos nuestros sueños de juventud a las realidades de un sistema.
Pero Kraken está por encima de quienes hacemos parte ella, nos ha permitido ser como músicos en función de un concepto artístico que se ha mantenido fiel y honesto desde el principio, fiel y honesto a sí mismo y a quienes por tres décadas se han identificado con su discurso, y quizá ese es el pecado que se ha cometido, pero a la vez es la fortaleza que le mantiene viva, creer en que la única manera de existir, es labrando el propio camino, sin dejarse vencer por el miedo o por el juicio de los demás, ya que se vive una vez para ser, eternamente libre.
Llevo 10 años en la agrupación como bajista y hasta ahora reparo en que es un tiempo considerable, que de no haber hecho este artículo no hubiese reflexionado sobre el tiempo mismo, ya que en Kraken pareciera que solo hay presentes, o que siempre se están forjando futuros y labrando caminos. El paso del tiempo se refleja en la responsabilidad de actuar profesionalmente como banda y como músicos, mejorando nuestra escena y sonido, pero a la vez de ser coherentes con aquellos sueños que generaron su estética, y con los cuales muchos se ven identificados, siendo honestos siempre, con los medios, en los conciertos, en formato acústico, con una orquesta sinfónica o en nuestra simple existencia.