Por Miguel Corzo Fajardo - This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Contradiciendo a algunos ‘expertos’ que consideran que el periodismo ciudadano pierde validez por carecer –supuestamente– de contexto, debería considerarse legítimo el uso de los medios digitales para la divulgación de noticias de carácter coyuntural en la opinión pública, por cuanto dichas informaciones no tienen un interés diferente, al de evidenciar lo que para ellos, los ciudadanos, es motivo de denuncia y, mucho más, cuando la Fuerza Pública es la protagonista, o mejor, la antagonista de esa realidad narrada en fotografías, videos y materiales que circulan por la Internet.
Solamente, hasta que en las redes sociales se difundió el material, los medios masivos mencionaron los hechos relacionados con el Paro Agrario Nacional como un extraño fenómeno de casos aislados en la Web, evitando (por la inoperancia de sus periodistas o por proteger sus conservadoras líneas editoriales), tener que afirmar que realmente estaban ocurriendo atropellos de magnitudes desproporcionadas contra la población civil campesina, por parte del ESMAD de la Policía Nacional de Colombia, la cual, desde el subalterno más raso hasta el mando más alto, dejó en evidencia su torpeza, porque en su afán de control violento para opacar la protesta social, no tuvo en cuenta que sus víctimas, los campesinos, también usan celulares, dispositivos electrónicos y saben para qué sirve YouTube y Facebook.
Y es que las mediaciones tradicionales de la información masiva, que limitan la interacción entre las personas, pretenden deslegitimar otras informaciones que potencialmente pueden debilitar el estatus quo de un sistema político, económico y social, el cual requiere la violencia como agente de control sicológico para coartar expresiones, protestas, reivindicaciones y acciones colectivas, que busquen la transformación de las realidades sociales impuestas por los gobiernos de turno.
Por eso, se ve a seres humanos pobres, endeudados, asalariados, con poca educación y armados hasta los dientes, golpeando a otros seres humanos desarmados, indefensos, que seguramente han cultivado la comida que esos bellacos y sus familias comen todos los días. Y no se trata sólo de bolillazos en la cabeza, patadas en el cuerpo, electrocutazos, gases lacrimógenos en los ojos de viejos, jóvenes, mujeres y niños, sino el asesinato, el vandalismo, el allanamiento ilegal de propiedad privada, el saqueo y el robo de alimentos, la incitación a la violencia, entre otros hechos que han quedado registrados recientemente por las víctimas del ESMAD y, que han sido visualizadas por cientos de miles de cibernautas en todo el mundo. Quizá, no todos los miembros de la Policía son violentos inconscientes, pero han sido adoctrinados para ser lo que son, autómatas, y en el fondo, saben que son hijos y nietos de campesinos y que son utilizados por el sistema para proteger intereses que a ellos mismos no beneficia; igual, es su trabajo, les pagan por cumplir órdenes. [VER LO ABSURDO DE LO ABSURDO]
Sin embargo, el antídoto contra la brutalidad policial es la tecnología, las armas para luchar contra la opresión represiva del Estado son las cámaras y los teléfonos, y el medio para la difusión de ideales, de acciones, de hechos de la realidad en el campo, en las ciudades y en los barrios, es la Internet; estos tipos con armaduras le tiene miedo a la denuncia, a ser capturados infraganti ejerciendo terrorismo contra la población civil, ellos, no están por fuera de la Ley –aunque así parezca–, por lo tanto, pueden ser expulsados de la Policía, judicializados y criminalizados, así es que cada vez que usted, lector, protagonice o presencie un abuso por parte del ESMAD, grábelo, fotografíelo, tome nota de su serial –si es que no lo cubren–, publique inmediatamente varias copias en las redes sociales, difunda su material y acuda a la Procuraduría y a la Defensoría del Pueblo, pero jamás responda con más violencia, porque como dijo Isaac Asimov: “La violencia es el último recurso del incompetente.”
“Cómo grabar una revolución y protegerte - Guía para grabar los abusos policiales”: