Por David Viola - Vocalista de la banda de punk I.R.A.
En 1980, la urbe emergente llamada Medellín, empezó a oler a Metal oxidado, en 1982 los primeros guerreros del Metal, al mejor estilo Vikingo, preparaban sus armaduras y botas, para iniciar una cruenta batalla cultural, iniciando así una invasión de pesadez y desarmonías en la ciudad, la urbe estaba ultra violenta y en ella se gestó el ULTRA METAL, una nefasta época donde habían más armas de fuego que habitantes, a causa del narcoterrorismo, paradójicamente, no habían muchas guitarras eléctricas, bajos, baterías y micrófonos, pero con lo poco que había, el metal de Medellín se armó y en un arrebato de valor, emprendió un largo y apocalíptico viaje que hoy cumple 30 años de música autentica, melodías puras y autogestión con tinte de Barrio y pavimento. Reencarnación, Parabellum, Astaroth, Blasfemia, Nekromantie, Nemesis, Ekrion, Danger, Glostergladiator, Excalibur, Profanación, Masacre, Nebiros, Amen, Blasfemia, Agressor y otros más, levantaron las banderas del METAL por primera vez en este valle de lágrimas, los locos vestidos de negro, los metálicos, los peludos, los chatarreros, los guerreros y otras decenas de seudónimos, identificaron a los nuevos rebeldes de la ciudad, los cuales se arroparían en menos de un lustro con el manto del METAL local, del METAL hecho en Medellín quizás uno de los METALES más genuino y crudos del mundo, inclusive hay quienes se atreven a asegurar que Medellín fue una de las cunas del METAL más pesado y denso del mundo y si es cierto o no, es irrelevante, lo cierto es que muchos Metaleros en el exterior quedaron saciados de escuchar todas aquellas ULTRA MELODIAS criollas.
El METAL andaba por ahí, poseyendo a cuanta alma se le atravesaba, en las calles había desesperanza a causa de la agudeza del conflicto socio-político, el METAL local se metía por los oídos de muchos, pero impactaba en los cerebros de pocos, unos pocos que creían que era mejor resistir desde las trincheras de la música pesada con chaleco de taches, más no anti balas, para demostrarse a sí mismos su capacidad de resistir, de hacer vida y crear ritmos agudos con letras verdaderas que hacían de la juventud Rockera,una fuerza revolucionaria cultural que nació y jamás morirá.
En lo personal, fue brutal la impresión que me llevé, cuando hurgando unos discos de mi hermano mayor, que estaban en la vieja radiola de mi casa, tropecé de frente con un Long Play que tenía el rostro de Gene Simons (KISS), de todo el tamaño de la caratula, sacando su larga lengua ensangrentada y con mirada de demonio. El L.P. pertenecía a mi hermano mayor, yo en esa época era un pendejillo que aún no sabía bien de que se trataba todo este asunto de la música pesada, lo que sí hice, fue pintarme la cara de blanco, disfrazarme de Drácula el 31 de octubre de ese año, pero lo que en realidad buscaba era parecerme a Gene, también vi la película de cine y ahí sí quedé traumatizado del todo.
De ahí en adelante, parece ser que quedé contagiado por la peste del METAL que atacó a Medellín justo en esa bella época de principio de los años ochenta. Lo que venía era pura acción, empecé a calcar dibujos de carátulas en papel mantequilla y a replicarlos en camisetas con papel carbón, luego a pintar con pincel y la famosísima Pintela, que se conseguía en las papelerías del centro de la ciudad, hice dibujos tan complejos como el Killers de IRON MAIDEN o el Jump in the Fire de METALLICA, también pinté varios murales a punta de vinilo en los cuartos de mis parceros… El más brutal, sin lugar a dudas, fue la caratula del Mad Butcher de la banda Alemana Destruction, que hice en la pieza de Alejo, uno de los Baby Metal del Poblado, La Cabra de Venom era mi especialidad y también me le medí a pintar la caratula del Show no Mercy de Slayer, del tamaño de una persona normal. ¿Pa’ que les digo toda esa carreta? El metal me entró por los ojos, pero no siendo suficiente con que tenía los ojos brotados, los primeros guitarrazos, taladraron mis oídos, las imágenes fueron decisivas, pero el sonido fue bestial y cuando escuché la primera banda de verdadero Metal en mi vida, SLAYER, quedé estupefacto, enfermo, me enferme de Metal, compre dos cajas de casetes (20 casetes) y empecé la búsqueda de Maestros espirituales o más bien de Metaleros espirituales que se compadecieran de mi alma nueva y me grabaran las pastas (L.P.s), lo cual logré en poco tiempo, y nunca más volví a ser el mismo. Mi madre me decía que si me estaba volviendo loco y le dije que sí, loco por la música pesada, me causaba una sensación de poder que no podía describir muy bien, estaba atrapado y así me quedé hasta hoy, que llevo treinta años en la música, compartiendo el Punk y el Metal como mis géneros predilectos.
El metal en Medellín se identificó al inicio como el ULTRAMETAL, con sonido oxidado, salvaje, poco técnico y muy característico. En 1985 la batalla de las bandas ratificó que venía un escuadrón de ellas marchando hacía un par de años (83-82), capaz de impactar y enloquecer un público masivo, que si bien estaba oculto entre la hostil metrópolis, existía. Desde 1982, la ciudad se preparaba para cargar los pesados yunques de hierro fundido cargados de sonidos estridentes y densos de principio de los ochentas, que ocasionaría un rompimiento de ideas, que empezaron a rasgar un velo cultural intocable hasta ese entonces. Aquel memorable día fui testigo presencial de la nube de polvo que se levantó cuando el Vocal de Glostergladiator, dijo: “no se ve el polvo…”
Y luego el ataque moralista de algunos medios, no se hizo esperar, parece que la violencia de la ciudad no era suficiente temática para sus pasquines y emisorillas, también debían enmarcar la Cultura del naciente METAL en su amarillismo característico, siendo lo único que resaltaron de aquella memorable BATALLA DE LAS BANDAS, donde quedó claro que cuando la música es pesada y se siente con el corazón, la euforia se puede traducir en un escupitajo, un insulto gutural o hasta la caricia de una piedra lanzada con ira, hacia un blanco detectado como rock inofensivo. El METAL de Medellín es una forma de existir, llena de expresiones fuertes, que se acomodan en el ruido de la ciudad.
[VER Circulart o el nacimiento de una industria]
A los tres o cuatro años de militar en el Metal de Medellín, compuse la letra de una de las dos canciones (Aullido Sepulcral) que grabó la banda de Metal ASTAROTH en su primer y único sencillo, también hice un diseño para la caratula, pero a la hora de escoger entre dos, uno de los engendros de Envigado (Judas), se llevó los honores al presentar un dibujo un poco más terrorífico que el mío.
Hace poco, hablando con Hugo Witchtrap, le dije que yo me había desviado al PUNK por culpa de haber escuchado la mejor banda de PUNK-METAL de todos los tiempos: PLASMATICS, y el parcero con algo de risa me dijo: “Ah, es que así cualquiera se desvía.”
Y pienso que el PUNK y el METAL son algo más que hermanos y me siento orgulloso de tener ALMA DE METAL y CRESTA PARADA, me siento más orgulloso de poder mencionar nombres de bandas tan grandes e importantes como: DANGER, REENCARNACION, MASACRE, DAYCORE, NORAZA, WHICHTRAP, POSGUERRA, ATANATHOR, TENEBRARUM, GAIAS PENDULUM, DEAD SOUL, CROMLECH, ANTAGON, BURIETH, DEGRADEATH, AGRESSOR, DESERTOR, ETNOCIDIO, HOLOCAUSTO, LIPHTOPIA, MURDER, MALEFICARUM, OCTAGON, REVENGE, PAGAN FEARS, PLANTA CADAVER, STORM BLAST, HATE EFFECT, DISSEKTOR, THE MIRROR y muchísimas más que se me pasan por alto, pero que están ahí, dandole a los tarros, las cuerdas y los aullidos. Dándole duro a la guerra del Metal, a la cultura de la pesadez y a lo más importante, a un estilo de vida llamado METAL.