El primer disco de los galeses LostProphets, The Fake Sound Of Progress, lanzado en el año 2000, si bien no fue particularmente malo, tampoco fue particularmente relevante o interesante; solo sería 4 años después, con Start Something, que las cosas empezarían a cambiar. La banda cabalgó la ola del sonido emo de mediados de la década pasada y continuaría el reconocimiento dos años después con Liberation Transmission. A pesar de eso, sus dos siguientes trabajos, The Betrayed de 2010 y Weapons de 2012 empezaron a representar un decline en la fortuna de la banda que continuarían con el arresto hace un año, de su vocalista, Ian Watkins (foto), acusado de crímenes sexuales.
Hace unos pocos días, Watkins se declaró culpable de las acusaciones, que incluyen, entre otras, planear el abuso de niños con colaboración de las madres de los mismos y posesión de pornografía animal e infantil. Mientras las cortes galesas determinan su sentencia, los miembros de la banda anunciaron la disolución de LostProphets al tiempo que declararon no conocer nada de las acciones de Watkins y revelaron la complicada situación de la banda antes de su arresto. Por otra parte, de acuerdo a The Guardian, la cadena de tiendas de música HMV anunció que retiraría de sus anaqueles los álbumes de la banda. Una medida que, como comenta el medio, es puramente simbólica si tenemos en cuenta que aun se pueden adquirir en línea.
La tormenta mediática no se ha hecho esperar; las voces que piden la condena mas dura posible hacia el cantante han salido a diestra y siniestra, mientras que Peaches Geldof, la hija de Bob Geldof afronta una investigación policial tras revelar los nombres de las madres de los menores abusados vía Twitter, comprometiendo el anonimato de los niños, protegido de por vida por las leyes británicas. A diferencia de casos como el de Michael Jackson, sobre quien siempre hubo un manto de duda con respecto a sus acusaciones, Watkins ha admitido su culpabilidad y está esperando la sentencia de los magistrados; cabe preguntarse, ¿Que pasa entonces con su obra y la de su banda?
Acciones como la de HMV y los fans que declaran no volver a escucharlos son una forma de Damnatio Memoriae, la práctica del imperio Romano de borrar de cualquier registro público a aquellos que después de una vida ilustre, habían terminado por traicionar al Estado. Hasta cierto punto, son un intento de ignorar al elefante en la habitación, con la lógica de ‘Si no hablamos de lo desagradable, es como si no hubiera pasado’; y aunque esperable (Y entendible), esa reacción es, a fin de cuentas, una reacción facilista. Al mirar hacia el otro lado en casos como este, estamos eligiendo no asumir el hecho que los actos malvados e indescriptibles (Como los cometidos por Ian Watkins) son cometidos por seres humanos que bien podríamos encontrarnos cuando vamos caminando por la calle o en un bus (Seres humanos como Ian Watkins).
Resulta difícil entender cómo alguien que tocó en los festivales de verano europeos y tenía audiencias enteras en la palma de su mano resultó ser culpable de crímenes que cuajan la sangre pero es necesario admitir que ambas facetas viven en el mismo ser humano llamado Ian Watkins, y al entender eso, por un extraño giro del destino, la obra de su banda se liberará de ese odioso lastre, y quienes están en esa especie de estado de negación, podrán avanzar en entender la existencia del mal en el mundo, y su coexistencia con otras cosas.
Por Julián Felipe Gutiérrez @jackmulligan