Por Camilo Olaya - http://laorejaafilada.blogspot.com/
Esperando que semanas después de la muerte del cantante Vallenato Diomedes Díaz, las aguas se hayan calmado, decidí escribir mis apreciaciones sobre cómo un personaje puede llegar con facilidad o dificultad a convertirse en ídolo en estos tiempos, más en un país donde sobran los artistas que merecen nuestro agradecimiento, homenaje y admiración, así como los que deberían ganar el repudio, rechazo o simplemente deberían ser totalmente ignorados, un país donde personajes como Marbelle solo con si acaso 2 hits musicales producidos industrialmente en la radio, pero con una resonante aparición como jurado en un reality, la ubican como protagonista de una serie de tv en un horario premium como una figura digna a idolatrar y ejemplo a seguir por los próximos representantes de la música popular...
Realmente la cosa se me puso difícil, ¿cómo puede ser que por más talentoso, exponente del folclor y carismático que haya sido por ejemplo Diomédes, a quien respeto profundamente como interprete y compositor, le perdonen sus millones de seguidores hechos como el turbio asesinato de Doris Adriana, su huída de la justicia, su encubrimiento por parte de los paramilitares en su peor momento, sus tibios 3 años y 7 meses de cárcel (de los 12 que fue condenado), sus ya acostumbrados incumplimientos de contrato, su actitud machista por excelencia, por no mencionar sus muchos escándalos? Y no solo fue visto como si no pasara nada (pregúntese si el cadáver abandonado intencionalmente en un potrero fuera el de su hermana, madre, hija o ser querido) bajo argumentos tan terrenalmente débiles como - Solo Dios lo puede juzgar- o el displicente – El que esté libre de pecados, que tiré la primera piedra...
Para muchos no solo fue una triste pérdida, sino que sus fanáticos se mantuvieron totalmente alienados en contra de cualquiera que osara a irrespetar su nombre, como si el mismo no se hubiese encargado de ensuciarlo con sus propios actos, como el caso del señor Santiago Cruz que cazó sin querer más peleas en la web que descargas digitales legales de sus discos, por un inoportuno comentario sarcastico – aunque el lo quiera negar – pero que es igual de válido que cualquier otra opinión en el imaginario mundo de las redes sociales.
Un ídolo va mas allá del bien y del mal, él hace los méritos con su talento que muchas veces ni su peor comportamiento lo hace deslucir, casos como el de Charly García, Hector Lavoe, Jim Morrinson, o el mismo Michael Jackson nos demuestran que una cosa es el artista, y otra el personaje, e incluso la sumatoria de los dos, le da mas poder, o sino que lo diga Diego Armando Maradona.
Ser exitoso no es fácil, y en la música es mucho mas complicado, porque no solo se depende del talento, sino de otros factores extra musicales como la disciplina, el carisma, la imagen, el apoyo económico, el equipo de trabajo apropiado, la promoción, etc y algo muy especial que algunos expertos llaman timing (tiempo oportuno para algo) que no es mas que estar en el momento apropiado, en el sitio apropiado, con las personas apropiadas, ese punto exacto que casi siempre determina la explosión o no del proyecto musical, o el giro necesario para prosperar en el oficio. [VER YO SOY LA FAMA]
Muchas veces no es el mejor o más representativo artista el que recoge los frutos de un movimiento musical, ejemplo Nirvana, quienes estaban justo ahí en el estudio apropiado, con los productores correctos, en una sociedad cansada del desgastado glam del rock, y con millones de jóvenes inconformes pidiendo a gritos que los miraran, los medios ansiosos de explotar el fenomeno del rock alternativo y BUM!!! salió NEVERMIND, que hasta el momento ha vendido mas de 30 millones de copias, Consolidándose como la insignia de el movimiento grunge mundial, a pesar de que existian decenas de bandas tocando, con mas tiempo y recorrido que ellos mismos.
En Colombia tenemos muchos artistas que al día de hoy (sin menospreciar su talento) son el resultado de estar guerreando justo ahí cuando nadie más lo hacía, como LA PESTILENCIA, que pertenecía a una escena hardcore- punk lleno de mediocridad musical y baja calidad sonora, pero que vociferaba grandes realidades que nadie quería decir en voz alta, y ellos con sus certeras y muy sinceras letras calaron en una escena que lo necesitaba, sin importar si eran 3 o 4 acordes, te escupían la verdad en tu cara, como si fueran un mesías que muchos esperaban. Por qué ellos? Cómo? Se puede escribir mucho sobre eso, pero sencillamente estaban en el lugar que debían estar.
En el folclor colombiano puedo mencionar casos como el de Silvestre Dangond, Peter Manjarrés o Felipe Peláez, quienes son la punta de lanza de la denominada nueva ola del vallenato, a sabiendas de que no fueron ellos los creadores de este estilo (mas bien se le podría atribuír a Kaleth Morales o al mismo Luifer Cuello), pero ellos le dieron la resonancia, impulso, y aprovechamiento en un sector amplio y por esos tiempos descuidado que era el de los adolescentes y jóvenes que no se identificaban con los tradicionales Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Los Hermanos Zuleta, Los Betos, etc, así como tampoco se sentían cercanos al Vallenato hiper romántico de Los Diablitos, Los Inquietos, El Binomio de Oro de America, Jorge Celedón y muchos mas. Llegaron con sus letras urbanas y juveniles donde era y con los que eran.
Muchas veces la explosión en la carrera de algunos músicos son solo el efecto final de un proceso comercial concebido como un gran negocio, pero otras, son el resultado de una gran empatía entre el publico y el artista, y ahí señoras y señores sí que hay magia...
¿Cómo puede alguien negar la inmediata sincronía entre el intérprete y los corazones de su audiencia, esa intangible pero presente conexión entre una letra y el momento del escucha?, esos son milagros que solo un fanático puede sentir, así pocos lo puedan explicar, y esa comunicación va mas allá de los trucos del negocio, de la repetición en la radio, de la promoción del producto, y comprobadamente, mas allá de sus actos en la vida privada.
No todos tienen la misma facilidad para separar al artista de su comportamiento humano; conozco el caso de una gran amiga, fiel seguidora del seudo poeta Ricardo Arjona, que al enterarse de su poco romántico maltrato a su propia esposa, decidió dejarlo atrás entre sus quereres musicales, o el mismo Silvio Rodriguez, estandarte de la revolución cubana, quien perdió muchísimos adeptos cuando conocieron su prepotente personalidad y al verlo llegar en limusina y hospedarse en los mas lujosos hoteles a donde viajaba, en pocas palabras, su comportamiento no era consecuente con sus obras.
Diomédes era un personaje, un ídolo para muchos, un gran interprete (por lo menos en sus grabaciones), un gran compositor en sus inicios (dicen los que lo conocían, que al final le daba pereza componer), apareció cuando se necesitaba, pero siempre fue consecuente con lo que mostró, lo que cantó y como era.
La personas somos lo que dejamos en el mundo, y las verdaderas obras artisticas por si mismas perdurarán.