Economia Naranja :: Los Consejos Naranja de Peñalosa
Economia Naranja :: Los Consejos Naranja de Peñalosa
Por Leonardo Puentes Díaz – @Phonetiks
A finales de 2014 me encontraba en Ciudad de México cuando recibí una llamada desde Colombia de alguien que me invitaba a inscribirme a las elecciones de los Consejos de Arte Cultura y Patrimonio en Bogotá. Hoy luego de 4 años de haber sido electo por el sector de creadores de música académica puedo decir, no sin mucha vergüenza y con aprecio a muchas personas con quienes allí compartí, que haber participado de ese espacio fue de las experiencias más infructíferas y desgastantes que he vivido.
Pero…
Qué es el Sistema Distrital de Arte Cultura y Patrimonio?
Es un órgano de participación ciudadana hijo de la Constitución del 91, entró a existir jurídicamente desde la Ley de Cultura 397 de 1997 y se reglamentó en el decreto 1589 de 1998. Nació reconocidamente en 1994 aunque desde 1992 ya el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT) había abierto consejos de cultura para ampliar acciones que se salieran del Teatro Jorge Eliecer Gaitán y de la Media Torta. Hoy, el SDACP está regido por el reciente Decreto 480 del 17 de Agosto de 2018 firmado por Enrique Peñalosa.
¿Cómo está conformado el Sistema?
El Sistema Distrital está compuesto de cinco Subsistemas de: artes, patrimonio, equipamientos, grupos étnicos y etarios, y locales (localidades), que a su vez comprenden senda multiplicidad de Consejos que son elegidos cada cuatro años y se configuran de acuerdo a la reforma del Decreto 627 de 2007.
¿Para qué sirve el Sistema?
Según reza el Artículo 1 del decreto 627 de 2007:
“El Sistema Distrital de Arte, Cultura y Patrimonio es la interacción social dinámica y organizada entre los Agentes Culturales, Organismos y Organizaciones de los campos del arte, la cultura y del patrimonio.”
Y su propósito es la articulación planificada de proyectos y políticas culturales entre la institución y la ciudadanía abriendo espacios de concertación y diálogo donde se da voz a los diferentes actores, líderes, entidades, organizaciones y empresas dedicadas al mundo de la cultura en búsqueda del bienestar y desarrollo de la sociedad.
¿Cuáles son los logros del SDACP en 24 años?
Indiscutiblemente el SDACP nació como un espacio de sinergia necesario para Bogotá, y en casi tres décadas se han alcanzado victorias importantes como la formulación de la Ley de seguridad social para artistas, que busca beneficiar a los creadores y gestores culturales estableciendo que el diez por ciento (10%) del recaudo de la estampilla Procultura se destinara a la protección durante la etapa de vejez de los artistas.
Esta iniciativa culminó luego de 17 años de esfuerzos con el Decreto 2012 del 30 de Noviembre de 2017, donde queda establecida la pensión vitalicia para los gestores y trabajadores de la cultura; no sin antes haber padecido un viacrucis legislativo como el proyecto de Ley número 116 de 2013 mediante el cual proponía reformar el numeral 4º del artículo 38-1 de la Ley 397 de 1997 que a su vez fue modificado por la ley 666 de 2001.
Se abrieron unos premios de reconocimiento vida y obra a artistas con largas trayectorias, que en varios casos terminan sus vidas sin ser recordados por la sociedad.
También fue logro del SDACP poner sobre la mesa de debate la necesidad de independizar la gerencia de las prácticas artísticas de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y de esa modo nació IDARTES.
Así como también se logró incidir en la construcción de las políticas culturales 2004-2016 y en la construcción del Plan Decenal de Cultura 2012-2021. En 2005 empezaron procesos de capacitación de consejeros. En el periodo 2011-2015 se capacitaron 1.600 Agentes Culturales en cuatro procesos de formación en gestión participativa de la cultura, donde entraron convenios con la Universidad del Rosario, la EAN, COLSUBSIDIO y la UNAD.
Sin lugar a duda proezas, pero que costaron muchos años de gestión, asambleas, reuniones, frustraciones y empuje de parte del sector. Una lucha que a mi modo de ver pudo dar muchísimos más frutos de no ser por la competencia y el alcance jurídico del SDACP.
Y, entonces…
¿Por qué no sirven los Consejos de Arte Cultura y Patrimonio?
Si bien el SDACP tuvo y tiene una noble intención y se configura como un espacio para aportar políticamente desde la sociedad y con el establecimiento. Definitivamente su competencia jurídica y su existencia legal no es para nada lo que la Constitución Política de Colombia de 1991 demandó. Recordemos que nuestra joven constitución del 91 nació justamente para abrir espacios de participación, concertación y decisión al ciudadano común, no obstante la jurisprudencia de la que hablamos al inicio de este texto carece, o, más bien evita darle competencia decisoria efectiva a los diferentes Consejos.
Ni en el Decreto 190 de 2004, ni en el Decreto 627 de 2007, ni en el Decreto 301 de 2008, ni en la Ley 1185 de 2008, ni en los posteriores decretos de 2009, 2010 o 2015 se habla de poderes decisorios o competencias vinculantes a los resultados de los encuentros, asambleas o concertaciones. Es decir, el SDACP ha jugado hasta hoy a darle voz al ciudadano pero no decisión vinculante y por esta razón es que demora tantos años hacer pequeños avances como los que menciono antes. Porque, al final del día, las instituciones toman sus propias decisiones y tienen plena autonomía sobre la gestión y proyección de presupuestos.
Dicho esto, las sesiones periódicas y convocatorias de los Consejos terminaron por convertirse en plazas de resistencia, de manipulación y filibustería. Un circo donde las instituciones sufren de paranoia persecutoria cada que se avecina un nuevo consejo. Los funcionarios empalagados de una narrativa codificada, técni-elocuente y efectivista envuelven a los oyentes en una masa somnífera y tediosa, porque la idea es cumplir con la “participación democrática”. Los hipnotizados esperan con ansía el tinto que ofrece una empleada, para poder despertar del tedio. Todo este acto circense para que al final del tinto todos firmen la asistencia y de esta manera quede constancia de que la democracia existe. Pero no.
Y no existe porque la democracia bajo el clásico modelo de Clistenes en el S. V A.C. indica que la democracia es el poder de las voluntades de las mayorías. Pero si en el CDACP las instituciones solo le permiten “opinar” al consejero, entonces a la final harán (como lo han hecho siempre) lo que les de la gana. Y las asambleas quedan reducidas a un triste comité de aplausos donde el funcionario trae su Power Point y el Consejero pone cuidado.
Para ilustrar más fidedignamente mi sincera diatriba, veamos el Art. 2 del Decreto 480 recién salido del horno:
Como pueden ver, este articulo indica el OBJETO del SDACP y reza textualmente: promover, articular y regular (…) la promoción y la articulación suenan bien, pero ¿regular?, ¿regular qué? ¿regular cómo? ¿eso cómo se come? ¿Qué herramientas o competencias legales tiene acaso el consejero para regular las políticas públicas a parte de la denuncia?
Como ven, dentro del “Objeto” no se contempla la palabra “decidirán” o algo similar.
Adicionalmente, en el Art. 8 (sobre las funciones de los consejos) se menciona “proponer ideas…”, “dar lineamientos…” “gestionar…”, “establecer mecanismos de comunicación…”, “promover…”, “Construir agendas” “priorizar”. Pura demagogia. El poder intrínseco de la democracia no es la opinión en sí misma, sino la decisión. Si este articulo no menciona el carácter decisorio, y no da funciones coo-gobernantes a los concejos entonces el SDACP no sirve para nada.
El Art. 4 (que modifica el 11 del Dec-626 2007) que habla sobre las facultades de la Coordinación del Sistema (tarea que le compete a la Secretaría de Cultura) dice:
De tal manera, queda claro que la SCRD está facultada para Suprimir Consejos y mesas especiales. Es decir, tienen el poder de extinguir un consejo si lo desean y eso no está en consonancia con la democracia que debe al contrario garantizar la perpetuidad de los espacios participativos, esa “supresión” es una muestra de la arbitrariedad despótica del documento y deja claro quien tiene el control.
Más adelante el Art. 14 señala que la SCRD “realizará una campaña masiva de difusión (…)” refiriéndose al proceso electoral del Sistema, para promover una participación amplia en las elecciones de los consejos. Eso significa que la SCRD ejecutará todo un plan de medios y comunicaciones para hacer visible el proceso, se entiende que habrá un rubro significativo y toda una estrategia de marketing que ponga en la opinión pública un tema que realmente nadie conoce; no obstante, la “campaña masiva” no se ve.
Según el estudio Pauta Visible de La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la alcaldía mayor gastó entre 2016 y 2017 $98.684.549 en pauta publicitaria, los principales medios masivos fueron Canal RCN y EL TIEMPO.
Sobra suponer que en 2018 la inversión no es inferior a la de este informe, por lo que debería hoy estar publicitando el proceso electoral del SDACP. ¿Dónde está la pauta? ¿dónde están los comerciales televisados? ¿dónde están los jingles en horario prime time? ¿dónde está las publicidades pagas en redes?. El Sistema ni siquiera tiene cuentas de Twitter ni Facebook.
Aquí el enlace de la FLIP para consulta:
https://drive.google.com/drive/folders/1hDEawsDcxIWFQ-QXJIUPFST_G57OVBTT
De otro lado, el Art. 22 se menciona por ejemplo que las entidades de la SCRD “podrán” presentar ante los Consejos sus políticas y líneas de inversión y que “podrán” ser invitadas si el tema lo amerita. Pues creo que la palabra “podrán” debería ser reemplazada por “deberán”. Si hablamos de concertación no se puede concertar nada sin representantes de las instituciones que han cogido la costumbre de no asistir o enviar reemplazos a las citas. Si no hay obligatoriedad los concejos no tendrán ni interlocución, ni validez, ni poder de incidencia.
A mediados de 2017 la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD) nos convocó a los consejeros al Hotel Tequendama para presentarnos la recién aprobada Ley 1834 o Ley Naranja. Hubo agentes del gobierno y de la alcaldía, brindaron platillos y vianda. Era una ceremonia. cuando tomé la palabra pregunté: ¿alguien en esta sala se ha leído el texto que nos está presentando el gobierno hoy? ¿Conocen su propósito real? ¿Sus antecedentes? ¿Sus implicaciones? Y cerré preguntando ¿Por qué para un proyecto de Ley tan importante nunca se nos convocó ni se nos consultó dado que somos los consejeros de cultura quienes tenemos el conocimiento de base para aportar en la construcción de esta Ley?. Luego de ese día, no volví al CDACP. Renuncié al entender que los consejeros sólo les serviamos para aplaudirles sus actos circenses.
Durante mi estancia en el Consejo Distrital de Arte Cultura y Patrimonio, nos dedicamos exclusivamente a defender incesantemente los diferentes programas y proyectos que se vieron amenazados por la nueva administración. Pudimos evitar que se cerraran los CLAN, y sin embargo les cambiaron el nombre por CREA, igual querían hacer con los 12 centros Orquestales de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Logramos detener el despido a la planta de técnicos del Teatro Jorge Eliecer Gaitán, técnicos con más de 15 años de experiencia. Logramos evitar que decayeran los presupuestos pero no logramos que el sector de parques migrara del componente cultural al de hábitat o ambiente, tarea urgente, por lo cual la mitad del gasto se va en mantenimiento de parques y áreas de protección ambiental. Estuvimos a punto de que nos privatizaran y detuvieran el proyecto de la Nueva Cinemateca de Bogotá, aunque perdimos la batalla en la defensa de los 14 mil millones que se habían invertido en la Nueva Sede de la OFB y tampoco pudimos ganar la pelea contra la tercerización de los mercados campesinos, espacios ganados por la gente.
Logramos evitar que tumbaran 3 festivales al parque, debate que tuvimos que darlo incluso en el Programa Semana En Vivo, contra el director de IDARTES (2016) Juan Ángel. Logramos rescatar la desierta convocatoria de Jazz al parque en 2017 y obligamos a la Secretaría de Cultura a reabrir el concurso. Pero tal vez lo que mejor hicimos fue haber proyectado la revocatoria de Enrique Peñalosa, porque en un momento entendimos que el problema no se amplificaba exclusivamente para nuestro sector. Pero que desde la cultura democrática podíamos hacer una pedagogía en Bogotá para evitarnos un desastre administrativo. Tarea que hicimos y que desafortunadamente no ganamos.
Desde mi posición de Consejero electo Ad-Honorem intenté revivir el Festival de Música Contemporánea de Bogotá. Busqué la forma de concertar con los representantes del proyecto Bogotá Ciudad Creativa de la Música varios proyectos que se quedaron en el papel cuando llego la nueva administración en 2016. Fueron años difíciles para la cultura en Bogotá, ni si quiera al Consejo se nos informó de la negociación del Movistar Arena. Proyecto que, una vez más, extingue el patrimonio Bogotano, y nos va borrando la memoria de lo que somos.
Veo hoy a muchos amigos y colegas de este trasegar cultural haciendo su campaña. Hay una ferviente emoción por participar en los consejos, una fiebre de democracia que en buena hora necesitamos, pero que llegará a unos espacios sin elementos garantes. Sin herramientas suficientes, sin pago ni reconocimientos a los que velan detrás del telón de la política pública por la defensa de la cultura.
A todos ellos les envío un fraterno saludo, para que sepan a qué se enfrentan y para que llenen con sus conocimientos y experiencias esos vacíos de poder que tenemos los ciudadanos. Aquí les dejo un regalo, que en efecto es además una oportunidad única para iniciar una nueva era en el SDACP. Se trata del Articulo 10 del Decreto 480. Decreto recién desempacado y que Enrique Peñalosa firmó pero muy seguramente no leyó:
Cópienlo, imprímanlo, cárguenlo en su carpeta a las reuniones del CDACP. Esta es su única arma para hacer valer y respetar sus decisiones. No es claro a qué se refiere con “las relaciones del sistema” y se prestará para muchas interpretaciones, pero al menos es algo. Una ventana de poder. Hagamos del SDACP un espacio de verdadera democracia.